Ya a finales del año pasado eran muchas las voces que anunciaban que se avecinaba una crisis económica fuerte, pero nadie podía prever que el coronavirus nos la pusiera en las narices al comienzo de este año. La economía mundial ha sufrido un parón enorme debido a las medidas de confinamiento que se han impuesto con mayor o menor rigor en prácticamente todos los países del mundo.
Cuanto más avanza el confinamiento, me surgen más preguntas que certezas. Una de las preguntas que tenemos todos en mente es: ¿qué va a pasar con toda la gente que se va a quedar sin trabajo? En todo lo que llevamos de modelo de economía de mercado no ha habido nunca una deceleración tan intensa en tan poco tiempo. Da miedo, teniendo en cuenta que nuestro sistema económico está basado en el crecimiento.
"Me temo que tiene humanos" |
Otra de las preguntas que me hago es sobre el tipo de sociedad que se va a imponer en el futuro, dadas las circunstancias. Por ahora vislumbro dos alternativas de futuro:
1. Una dictadura férrea basada en el control en las personas con el uso de las tecnologías y del big data, en el que nuestros movimientos estén controlados y las condiciones de trabajo se deterioren aún más. Un mundo en el que habrá enormes desigualdades entre los que lo tendrán todo y los que tendrán migajas, cuando no nada.
2. Una transición a una economía de decrecimiento basada en el modelo de economía del bien común, en el que la desigualdad sea menor y el grueso de las personas tengan una vida digna con las necesidades básicas bien cubiertas.
Siendo realista, la que veo más probable es la primera. No veo a los líderes mundiales con la suficiente altura y amplitud de miras para llevar a cabo la segunda opción, que en mi opinión es la única que podría enderezar el rumbo de esta humanidad maltrecha. Para que esa opción siguiera adelante, muchos poderosos tendrían que renunciar a sus propios intereses, a "darse un tiro en el pie", por decirlo vulgarmente, y eso no es fácil que suceda. Se necesita mucha grandeza moral para sacrificar privilegios por el bien de otros.
¿Podría ser que, cuando llegue la vacuna, todo vuelva a la normalidad? Aquí también nos encontramos con muchas interrogantes, que dependen de quién tenga la patente de la vacuna y de si todo el mundo va a tener acceso a ella, sin importar el país de residencia ni el lugar que se ocupa en la escala social. Aparte de eso, ¿quién no nos dice que los gobiernos le pillan el gustillo a tenernos controlados y a recortarnos libertades que costaron mucho de lograr pero que se pueden arrebatar en un momento? El virus puede ser una excusa perfecta en el futuro para tenernos confinados y controlados.
Aunque, después de lo que hemos vivido este año con la irrupción del coronavirus, todavía nos pueden llegar más sorpresas. ¡Espera lo inesperado! ¡Cualquier cosa puede pasar!
Hola Olga, me encanta leerte en otros foros distintos a los espirituales!
ResponderEliminarPienso que además de esos dos escenarios que nos comentas, más la posibilidad de seguir igual cuando salga la vacuna...está la peor opción según mi opinión...y ésta vendría derivada como consecuencia de la primera opción. Quiero decir con esto que, cuando se estira la cuerda más allá de su soporte de tensión...la cuerda se rompe y uno de los extremos cae mientras el otro puede mantener el equilibrio a duras penas.
Me explico: Todos sabemos lo que significa la "Masa Crítica"...y esa masa crítica puede estallar si ese poder opresor sigue intentando mantener sus privilegios, o, en el peor de los casos, aprovechar esta cobertura para controlarnos más.
Resumiendo, mi perspicacia intuitiva (obviando la espiritualidad), me dice que podría darse la circunstancia de una Revolución al estilo Robespierre, o una ¿Revolución rusa dictatorial?...No sé querida Olga, pero cualquier "animal" acorralado es capaz de la mayor cobardía o de las más increíbles hazañas...eso sí, habría mucho sufrimiento y dolor, pero un "tumor maligno" debe erradicarse antes de que se convierta en metástasis...y no nos queda mucho tiempo para pasar por "quirófanos"
Un abrazo Olga!
Miguel Bustos.