Si tenéis amigos franceses a los que creéis que pueda interesarle, ¡compartid! Ojalá que llegue a muchas almas en este idioma, igual que ha sucedido con el original y las traducciones anteriores.
He tardado un poco más de lo previsto en tenerlo en mis manos, ¡pero ya está aquí! Hoy me ha llegado a casa la placa que certifica que La voce dei pionieri (la versión italiana de La voz de los pioneros) ganó el Premio Speciale Pianeta Donna, para las novelas que promueven valores positivos. El premio está organizado por la Asociazione Culturale Pegasus de Cattolica, una pequeña ciudad situada a orillas del mar Adriático.
Pequeños logros como este son un estímulo que me anima a seguir escribiendo y a hacer todo lo posible porque mis novelas se traduzcan a otros idiomas. ¡Muy pronto habrá noticias al respecto!
Después de un par de meses de no asomarme por aquí a
escribir una entrada, me apetece reflexionar sobre el hecho mismo de escribir
un blog.
Aunque hay muchos blogs exitosos ahí fuera con millones de
visitas, el mío es uno de tantos millones de blog que apenas nadie lee. No es
que tuviera muchas expectativas al respecto, pero resulta curioso (y hasta cierto
punto descorazonador) que mis entradas más leídas apenas superen las cien
visitas.
Es cierto que no soy famosa y mi presencia en las redes
sociales es más bien escasa, lo que desde luego no ayuda. Tampoco la temática
del blog, dedicado a mis novelas y a reflexiones sobre lo humano y lo divino
que le resultarían extrañas a la mayoría de la gente. A pesar de que mis cinco
novelas son gratuitas en formato electrónico, no es que hayan tenido mucho eco,
más allá de un par de grados
de separación (o al menos a mí no me ha llegado ese eco). Todo esto hace
que me dé cuenta de que, en esta jungla de Internet, la publicidad lo es todo.
Y tengo que confesar que no tengo ni tiempo ni ganas de
dedicarme a dar publicidad a lo mío.
Entonces, os preguntaréis (en el caso de que haya alguien
leyendo esto que no sea la NSA, la CIA o Google): ¿para qué te esfuerzas
siquiera en mantener este blog? ¿No es un poco tonto escribir para… bueno, para
NADIE?
Para responder a estas preguntas, habría que plantearse por
qué alguien escribe, en primer lugar. Al menos en mi caso, escribo para expresar
parte de mi mundo interior como motivo principal, y en segundo lugar por si a
alguien le sirve o le gusta o se siente identificado con lo que digo. O sea,
llegar a otros no es mi objetivo principal, pero sí es un objetivo.
Me gusta escribir y dejar mis reflexiones por aquí, siempre
que considere que merecen la pena o no me dé demasiada pereza ni pudor pasarlas
de mi mente a palabras escritas. El problema está en llegar a ese «alguien» en
la jungla de Internet. Y más cuando el formato blog ya hace años que perdió su
atractivo en favor de las redes sociales y de su cacofonía de contenidos de
fácil consumo que requieren nula reflexión.
Aun así, y aunque suene muy típico, me gustaría pensar que
este blog es como un mensaje en una botella de entre cientos de millones de
botellas que hay flotando en el océano. Durante mucho tiempo la botella está
flotando, ignorada por todo y por todos, hasta que un buen día (por vete tú a
saber qué motivos o azares de la vida) alguien la destapa y se asoma a su
contenido.
Este mensaje será una prueba de cuántos van a destapar la
botella. Por favor, deja un comentario si eres ese «alguien». Y gracias por
leerme.
Como hice el año pasado por estas fechas, me gustaría reflexionar sobre todo lo que me ha traído este año. Un año que, dicho sea de paso, me resulta difícil distinguir del año anterior.
Por lo que he podido comprobar, no soy la única a la que le pasa. Los dos años, 2020 y 2021, parecen haberse fundido en un solo año de m*****. Muchas veces tengo que pararme a pensar si aquello en concreto que estoy recordando sucedió en 2020 o en 2021. Es como si hubiera habido un año de 24 meses en lugar de doce.
El año empezó con la publicación de mi última novela (por el momento), Las tres visitas. Por lo demás, tenía más o menos las mismas perspectivas que cuando terminó 2020. En mi caso, teletrabajando todos los días, para evitar la ¿tercera? ola (ya he perdido la cuenta, ahora dicen que vamos por la sexta). En marzo, mi empresa sufrió un serio ciberataque de tipo ransomware que hizo que estuviéramos dos semanas sin poder trabajar, tan solo teníamos acceso al correo electrónico. Ahí aprendí que muchas veces damos por sentadas cosas que llevan mucho trabajo detrás.
En abril fue la Conferencia de la Asociación Urantia Internacional, que a pesar de ser virtual consiguió conectarme de una manera especial con todos los que compartimos el entusiasmo y la ilusión por las enseñanzas de El libro de Urantia. Esa fue la primera vez que di una presentación en una conferencia internacional y me siento muy agradecida por haber tenido esa gran oportunidad. Además, hice la presentación conjuntamente con Sebastián Nozzi, con el que tuve una gran sintonía desde el principio y eso se notó en el resultado final.
Poco después del Urantiatón Artístico, y gracias a la inestimable ayuda de Rick Warren, publiqué The Three Visitors, la traducción al inglés de Las tres visitas, de la que he recibido comentarios muy positivos. A raíz de esta publicación espero que se vaya traduciendo a otros idiomas. Sé que la versión en alemán está de camino, gracias a mi amigo Alex H.
También en agosto me contactaron de una editorial italiana para pedirme el manuscrito de La voz de los pioneros, con la intención de evaluar su traducción y publicación en idioma italiano. Ya pensaba que aquello no iba a seguir adelante cuando en noviembre me contactaron para hacerme una propuesta de publicación. Propuesta que he aceptado y que ya ha echado a andar. ¡Vamos a ver en qué resulta! No deja de resultarme curioso que esta novela, junto con El largo viaje a Edén, ha sido a la que menos publicidad le he dado, y sin embargo es la que va a tener la oportunidad de acceder a un público más general (al menos esa es la intención).
Como en años anteriores, he llevado a cabo traducciones de trabajos secundarios de otros autores, como el de mi querido amigo Rick Warren, de quien he traducido al español cuatro de sus novelas: La misión de Melquisedec, Los primeros humanos: Andón y Fonta, Los intermedios y El Príncipe Planetario. Esta última no está todavía terminada, pero lo estará en breve.
Podríamos decir que este será el año en que oficialmente se cierre el proyecto en el que he estado diez años: la revisión de la traducción al español de El libro de Urantia. Digo que oficial pues justamente hace unos minutos acaba de publicarse en la web de la Fundación Urantia. Este es un momento muy especial para mí, pues es la línea de meta de una maratón muy larga. El trabajo ya está hecho. Ahora queda hacer que fructifique.
Este año se cerró mi etapa como miembro del equipo de Ágora 2.0, tras la finalización del ciclo de conferencias sobre la verdad, belleza y bondad en septiembre. Ha sido una experiencia muy enriquecedora para mí y la recordaré siempre con cariño, pero también sentía que era el momento de dar un paso atrás y dedicarme a otros proyectos. La senda está marcada, y sé que si es la voluntad del Jefe que el proyecto siga adelante, seguirá.
En lo personal, a finales de agosto pasé por la experiencia de la muerte de mi padre. Es en situaciones como esta en la que agradezco tener fe, pues me ha reconfortado mucho tener la seguridad de que volveremos a encontrarnos al otro lado. El mismo día del funeral supe que quería escribir un libro con su vida y los recuerdos que tengo de él, así que ese ha sido otro de mis proyectos de este año que espero vea la luz el año que viene. Será el primer libro que escriba que no esté orientado a difundir las enseñanzas de El libro de Urantia, pero siento que debo hacerlo porque toda vida, por muy ordinaria y normal que parezca, merece ser contada. Todavía no sé si lo publicaré o lo guardaré para mi familia y para mí. Es algo que tendré que decidir más adelante.
En definitiva: este ha sido un año agridulce en el que ha pasado por momentos duros, pero también momentos de gran satisfacción (a veces a los primeros le han seguido los segundos).
Todos esperamos que 2022 sea realmente un año más normal, en el que podamos hacer todas aquellas cosas que hacíamos antes de que la pandemia volviera el mundo del revés. No sé si la normalidad va a regresar, no al menos como la entendíamos hace dos años. Lo que sí que pido es que sea un año cargado de experiencias de aprendizaje en el que pueda cumplir algunos de mis sueños.
Y si no puedo cumplirlos... al menos que esté un poco más cerca de conseguirlos.
Últimamente he estado viendo vídeos de un canal de un
joven catalán, Carles Tamayo, que se dedica a denunciar a sectas y «grupos
coercitivos». Esta última denominación supongo que se ha acuñado porque
normalmente asociamos las sectas con organizaciones religiosas o
pseudorreligiosas, pero lo cierto es que hay grupos no relacionados con religiones
que tienen comportamientos y estrategias de tipo sectario. Un ejemplo es el de
IM Academy, una supuesta academia de trading online que en realidad encubre una
estafa piramidal en toda regla. Aunque, bien mirado, y teniendo en cuenta que
el dinero es dios para muchas personas, no deja de tener una connotación
«religiosa» (esta última palabra, con muchas comillas).
Es triste ver cómo este tipo de organizaciones juegan con la
desesperación y la ilusión de gente joven, que ven su futuro laboral cada vez
más negro, con una crisis que no ha terminado (y que no lo hará, me temo),
combinada con una pandemia mundial que no ha hecho sino empeorar su situación.
Frente a este sombrío panorama aparece una organización que parece dar sentido
a su vida, que les dice que pueden ser ricos en poco tiempo y con apenas
esfuerzo. Tanto se lo creen que acaban alejándose de familia y amigos; la
academia pasa a ser su familia, su círculo de amigos y, lo más importante, su razón
de ser. Ante cualquier atisbo de crítica, los líderes de la academia les piden
que confíen ciegamente y crean en ellos. Poco a poco les alejan de las personas
que realmente les quieren y se preocupan por ellos, les aíslan, pasan a ser
seguidores obedientes que solo viven para conseguir más seguidores. ¿Os suena?
Es el típico comportamiento de una secta.
Este tipo de organizaciones aprovecha muy bien las
debilidades de la psique humana. Por ejemplo, la disonancia cognitiva.
Incluso cuando todo se desmorona (porque las estafas piramidales, tarde o
temprano, acaban por derrumbarse como un castillo de naipes), la gran mayoría
de los estafados se niega a creer que ha sido engañado. Han invertido demasiado
tiempo y dinero como para reconocer sinceramente que han caído en una estafa.
Por eso prefieren creer en las mentiras de sus mal llamados líderes, que
cuando las cosas se ponen feas acaban poniendo pies en polvorosa y crean otra
empresa para seguir con esas estafas piramidales que tan pingües beneficios les
aportan. Las mentiras son el clavo ardiendo al que se aferran desesperadamente,
hasta que finalmente la realidad acaba enfrentándolos a la dura verdad.
Es muy humano querer evitar el pensamiento de que somos
estúpidos por caer en un engaño. Aunque todos somos susceptibles de ser
engañados, y eso hasta cierto punto debería consolarnos (aunque sea al estilo
del refrán «mal de muchos, consuelo de tontos»), en algún momento hay que ser
lo bastante valientes y honrados con nosotros mismos para afrontar la realidad
y admitir que nos han timado. El tiempo y dinero que nos han robado es simplemente
el que nos ha costado aprender una lección que no debemos olvidar jamás.
Personalmente me llama la atención que existan ese tipo de
sectas no religiosas, aunque entiendo que puedan existir debido a la falta de
orientación y de valores que guíen la existencia de muchos, sobre todo de los
más jóvenes. En el fondo, da igual que ese tipo de grupos coercitivos estén o
no basados en una religión (mal llamada de esta forma), porque eso no deja de
ser la excusa para subyugar a otros a unirse y a dar su tiempo y su dinero a la
causa de los líderes de este tipo de organizaciones. Que haya tantos que
sucumban a esos cantos de sirena es el síntoma de una enfermedad más profunda:
la ausencia de una fundamentación sólida de los valores, que tengo muy claro
que solo puede venir de un sitio: de la religión, entendida como experiencia
personal con Dios.
(Presentación dada en la Urantiatón Artística de 24 horas de la Asociación Urantia Internacional el sábado 7 de agosto de 2021)
Introducción
El mundo necesita hoy más que nunca conocer que otra visión del mundo y de nuestra existencia es posible, y estaréis de acuerdo conmigo en que no hay mejor visión que la que se nos muestra en las incomparables enseñanzas de El libro de Urantia. El caso de éxito de las novelas de J.J. Benítez en la divulgación de las enseñanzas Urantia, entre las que destaca sobre todo la saga Caballo de Troya, cuya fama ha traspasado fronteras y es conocida también fuera del mundo hispanohablante, demuestra que una buena manera de dar a conocer las enseñanzas de Urantia es mostrarlas a través de una ficción en la que se den las pistas suficientes para que los buscadores de la verdad puedan acceder a la fuente. En esta presentación mostraré cuál ha sido mi enfoque de divulgación haciendo un recorrido por las 5 novelas que he escrito. Pero antes, quiero hablar un poco sobre cómo empecé a escribir bajo la inspiración de El libro de Urantia.
Siempre había tenido la idea de escribir en la cabeza, pero también tenía la impresión de que necesitaba años de lecturas y experiencias para plantearme siquiera escribir una novela. Haber leído a grandes autores me dio un gran respeto por el proceso de escribir, y sentía que todos ellos me ponían el listón muy alto. Así que seguí leyendo y aprendiendo, de los libros y de la vida, esperando inconscientemente a que llegara el momento de contar algo digno de ser puesto en forma escrita.
En mi búsqueda de la Verdad (con mayúsculas), encontré El libro de Urantia, que fue para mí la respuesta a todas las preguntas importantes que todo ser humano debería plantearse en algún momento de su vida. Sentí que había llegado al final de la búsqueda; podía leer muchos otros libros, pero difícilmente iban a transformar mi vida de la misma manera que ese.
Pero todavía tuvieron que pasar muchos años antes de plantearme que tenía que plasmar en un libro aquello en lo que creía, que planteara las enseñanzas de El libro de Urantia de manera que impulsara a buscar la fuente. Sí, ya sé que las novelas de Benítez (sobre todo la saga de los Caballos) ya se han encargado de eso, pero creía que faltaba expresar la fuente de otra forma, y sentí que yo podía encargarme de esa tarea.
Así que un buen día, sin tener siquiera seguro que iba a terminar la novela, y pasado ya el hito de los cuarenta años, sentí que tenía algo que contar, que había llegado la hora de comenzar a escribir algo en serio. Y así, poco a poco, se fue gestando mi primera novela, Diálogos con Sofía.
Diálogos con Sofía
En esta primera novela, la base fundamental eran los diálogos entre los personajes principales: Miguel, un joven buscador de la verdad, y Sofía, una mujer ya entrada en la vejez, que comparte con él las enseñanzas de El libro de Urantia sin mencionarle la fuente.
En mis estudios de Filosofía, conocí los diálogos de Sócrates y de Platón, que fueron una gran fuente de inspiración para mí, sobre todo por la manera en que transmitían las ideas de sus autores. De hecho, el nombre de Sofía es una especie de homenaje a los filósofos griegos, aparte de que el nombre de Sofía viene del griego Σoφíα, que significa "sabiduría".
En la novela trato sobre lo que para mí son los temas principales de El libro de Urantia, pero expresados de manera sencilla: el origen y la organización del universo, la carrera ascendente, el Ajustador del Pensamiento, quién fue realmente Jesús de Nazaret, y mucho más.
Gracias al esfuerzo colaborativo de varias personas, Diálogos con Sofía se tradujo al inglés, y eso hizo que luego se haya traducido a más idiomas. Actualmente está traducido al alemán, coreano y francés, y se está traduciendo al hebreo. Espero que pueda traducirse a otros idiomas, y con ello ayudar a otros lectores y a contribuir a que el mensaje de El libro de Urantia se difunda.
También quiero agradecer a Radio Urantia que se tomara el trabajo de emitir la novela por capítulos. Sé que le pusieron mucho cariño y esfuerzos y les doy las gracias de todo corazón por ello.
Enseguida supe que aquel no iba a ser el único libro que escribiera, y tomé la decisión de que el dinero no fuera un problema para acceder a mis novelas: todas pueden descargarse gratuitamente en PDF. Creo que ya va siendo hora de empezar a vivir en otro modelo donde el afán de servicio sustituya al afán de lucro, tal como nos animan a hacer en El libro de Urantia. Y como gracias a Dios tengo asegurado mi sustento, considero que mis novelas son parte de mi servicio a los demás.
Me gustaría ahora compartir un extracto de la novela en forma de vídeo tráiler, en el que el protagonista reflexiona sobre lo que le ha dicho Sofía hasta el momento.
Nos vemos en tus sueños
La idea de escribir esta novela me vino cuando todavía no había terminado de escribir Diálogos con Sofía.
Los sueños siempre me han parecido algo fascinante. Todo lo que sucede en ellos tiene su propia lógica, que muchas veces está en las antípodas de la lógica del mundo de la vigilia. Por eso ambientar la novela en el mundo de los sueños me dio la libertad necesaria para hilvanar la historia. Al principio, su protagonista, Ángel, no acepta la situación en la que se encuentra (se encuentra en coma debido a un accidente de tráfico que lo deja atrapado en el mundo de los sueños), no acepta la verdad, y entonces le asaltan sus peores pesadillas. Una vez acepta su situación y comprende que tiene que aprender algo de todo aquello, el mundo de los sueños deja de ser hostil para ser un lugar agradable y amistoso.
A diferencia de Miguel (el protagonista de Diálogos con Sofía), que era un buscador de la Verdad que acepta de buen grado todo lo que Sofía le va enseñando, Ángel no es para nada un buscador. Simplemente se limita a vivir siguiendo la inercia de la vida y que cree que su meta es llegar a lo más alto de su profesión. La experiencia traumática que sufre le hace replantearse de manera radical toda su escala de valores, gracias a su chispa divina, que toma forma en el personaje de Aurora, que le transmite una manera de ver la vida directamente inspirada en las enseñanzas de El libro de Urantia.
En todas las novelas, los nombres tienen siempre algún significado especial para mí. Por ejemplo, quería que los nombres de los personajes femeninos (Aurora, Alba) evocaran la idea de un nuevo amanecer en la vida de Ángel, cuyo nombre también evoca a los ángeles o mensajeros, que sería su origen etimológico. Y hay en la novela muchos otros nombres con significado, que os invito a descubrir.
Vamos ahora con un extracto de la novela, en la que hay un diálogo entre el protagonista y su chispa divina acerca de la voluntad del Padre.
El largo viaje a Edén
Igual que me sucedió con la novela anterior, la idea inicial de El largo viaje a Edén surgió cuando estaba escribiendo Nos vemos en tus sueños.
El largo viaje a Edén es la primera de mis novelas en la que quise hacer una historia más elaborada. Después de Diálogos con Sofía y de Nos vemos en tus sueños, en las que el hilo argumental era poco más que la excusa para plantear la transmisión de unas ideas, aquí quise crear una historia inspirada en sucesos que, según El libro de Urantia, se habían producido en nuestro mundo, aunque con importantes diferencias. La novela podría estar incluida perfectamente en el género de la fantasía o de la ciencia-ficción.
Mi intención inicial era contar una historia sobre un mundo cercano al nuestro, un mundo que también hubiera sido alcanzado por la rebelión de Lucifer y que estuviera también en cuarentena. Entonces se me ocurrió el personaje de Boku, un descendiente del Adán y Eva del planeta. Pensé que sería un buen personaje central para desarrollar la historia. De hecho, muchas veces me lo imaginaba sentado en una roca, de perfil, mirando hacia la lejanía pensativo y esperando a que le diera vida con la escritura. ¡Un personaje en busca de autor!
En un principio pensé en El viaje de Boku como título pero, cuando empecé a desarrollar la historia en mi cabeza, surgió con fuerza un personaje femenino, Omahé, descendiente del equipo del Príncipe del Mundo (los danitas), que empezó a tomar tanto protagonismo o más que Boku, así que decidí que no era un título acertado, pues el viaje era tanto de Boku como de Omahé. De modo que el título quedó finalmente como El largo viaje a Edén, que es la parte central del relato. En ese viaje, los protagonistas conocen a otros pueblos y comprueban de primera mano lo convulso de su civilización. Pero es también un viaje interior para ellos, en el que las experiencias vividas les hacen crecer como personas.
En la novela aparecen muchos personajes, algunos con nombre, otros anónimos; unos tienen un peso mayor en la historia, otros son apenas extras. Aunque siento cariño por muchos de ellos, me gusta especialmente el personaje de Oré, la tutora y madre adoptiva de Omahé, pues fue una mujer valiente y pionera que hizo todo lo posible por ayudar a su pueblo.
Estoy muy contenta de haber podido recrear un mundo y una civilización en esta novela. Para mí fue un desafío, y ahora el mundo de Saph formará parte de mí para siempre. De hecho, todavía puedo recorrerlo con la imaginación.
Veamos ahora un extracto de la novela, en el que se narra una parte de la historia de cómo llegó el Príncipe Planetario y su equipo a ese mundo.
La voz de los pioneros
La idea para escribir esta novela surgió de una pregunta: ¿cómo me gustaría que fuera este mundo en el futuro lejano, dos siglos después? Para responder a esta pregunta, tomando como base mi imaginación y las enseñanzas de El libro de Urantia (principalmente el documento 72), escribí La voz de los pioneros. Los pioneros a los que se refiere el título somos justamente nosotros, los lectores de El libro de Urantia de estos tiempos, pues entiendo que somos la punta de lanza de una nueva espiritualidad que debe abrirse camino en todas las sociedades de este mundo para cambiar el paradigma que prevalece hoy día.
En esta historia hay varios hilos paralelos: por un lado el que narra el tiempo presente de la protagonista, Irene, una mujer joven que vive en el siglo XXIII y que trabaja por recuperar información sobre la sociedad del siglo XXI. Por otro lado tenemos unos fragmentos de Crónicas del Despertar, un relato de la segunda mitad del siglo XXI que sobrevivió hasta el tiempo de la protagonista y donde se narra el llamado Desastre y lo que sucedió en aquellos tiempos convulsos. Y por último tenemos los escritos que dejó Natalia, una joven «pionera» que vivió en la época previa al llamado Desastre.
Todos esos relatos se entrecruzan y nos ayudan a entender cómo se llegó a la sociedad del siglo XXIII y cómo está organizada esa sociedad. Una sociedad que parece que ha sabido aprender de los errores del pasado y que vive en paz y prosperidad. Una sociedad que no habla de trabajo sino de servicio, donde el dinero no existe, donde se trabajan cuatro horas al día, donde todo el mundo tiene las necesidades básicas cubiertas y pueden dedicar gran parte del tiempo a cultivar su mente y alimentar su alma. Eso sí, los comienzos no fueron fáciles, tal como puede deducirse de la lectura de los relatos paralelos. Por desgracia, las grandes transformaciones no llegan sin tribulaciones.
Los que hayáis leído el libro veréis muchas ideas que aparecen en El libro de Urantia relacionadas con la organización del Estado y los gobiernos, pero hay también muchos otros «guiños» al libro en la historia, que os animo a descubrir.
A continuación veamos un extracto de la novela, en el que Irene reflexiona sobre el afán de lucro del siglo XXI y lo compara con su tiempo.
Las tres visitas
Y ya para terminar, llegamos a la novela que publiqué en enero de este año y que de momento es la última: Las tres visitas. Aquí he retomado el espíritu de la primera novela, Diálogos con Sofía, y he creado una historia para dar a conocer El libro de Urantia y exponer las enseñanzas que considero más importantes.
Como Diálogos con Sofía, también está estructurado en forma de diálogos, pero con una variante: en vez de organizar la historia en capítulos cortos en los que se trata un tema concreto del libro, me centré en exponer una vista general de los contenidos según una tríada que aparece en el mismo libro: origen, historia y destino, tal como se menciona en esta cita del documento 19:
… La verdadera perspectiva de cualquier problema sobre la realidad — humano o divino, terrestre o cósmico — sólo se puede obtener mediante el estudio y la correlación completos e imparciales de tres fases de la realidad universal: el origen, la historia y el destino. La comprensión adecuada de estas tres realidades experienciales proporciona la base para apreciar sabiamente el estado actual. (215.3) 19:1.6
¿Y cómo hice para exponer los contenidos según estos tres aspectos? Pues inventando una historia en la que aparecen tres visitantes, inspirada en el famoso Cuento de Navidad de Charles Dickens. En este caso el protagonista no es un avaro como Mr. Scrooge, sino un administrador de sistemas informático que se encuentra solo en plena pandemia del coronavirus y que afirma no creer en Dios. Justamente gracias a esa situación de soledad forzosa recibe tres visitas que le muestran respectivamente el origen, la historia y el destino, tanto desde el punto de vista de nosotros como individuos como de toda la creación.
El protagonista de esta historia, David, a diferencia de los protagonistas de novelas anteriores, se rebela contra la religión tal como él la entiende y recurre continuamente al sarcasmo como mecanismo de defensa, lo que se refleja en los diálogos que tiene con sus tres visitas. El final tiene un elemento de sorpresa que, por supuesto, no voy a desvelar y animo a los que estén interesados a que lo descubran por sí mismos.
Tengo la satisfacción de anunciar que la traducción al inglés, The Three Visitors – A Contemporary Tale of Revelation & Transformation estará muy pronto disponible en Amazon, y espero que sea la primera de más traducciones a otros idiomas. Quiero agradecer públicamente a Rick Warren (que también hará una presentación en este Urantiatón) su ayuda inestimable para que la versión en inglés se hiciera realidad.
En el extracto que veremos a continuación se muestra una parte de la conversación de David con Origen, la primera visita.
Comentarios finales
Siempre digo que escribo los libros que me gustaría leer. Todos mis libros son historias abiertas, porque creo que las historias no se cierran nunca y porque me gusta que el lector se imagine cómo sigue la historia y así despertar su reflexión.
Queda poco que inventar en cuanto a las maneras de contar una historia, pero queda mucho por hacer en cuanto a escribir las historias que necesitan ser contadas. Y el mundo necesita conocer las enseñanzas de El libro de Urantia para poder vivir de acuerdo con ellas y con ello dar un paso más hacia la luz y vida. De modo que, mientras me quede imaginación y energía, seguiré escribiendo para transmitir al mundo la buena nueva de la quinta revelación de época.